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Pasajerxs a bordo


Al momento de pensarnos en el camino, nos enfrentamos al desapego...

Lo material, lo adquirido, lo que ha ocupado espacio físico, visual y emocional, no nos preocupa absolutamente para nada, pero, lo que nos anuda la panza, son los afectos, que en nuestro caso son infinitos y abarcan todo nuestro espacio, pero aquí, en éste momento, sólo me quiero detener en éstos afectos... en éstos seres mágicamente increíbles que nos acompañan en nuestro cotidiano: Nuestras mascotas!

En casa vivimos con una perra salchicha de pura sepa, Olivia, Oli, Pachipa, chimpas, chimpancé y cuanto nombre surja de Ami para llamarla. Oli, es educadísima y por km de distancia la más obediente (por no decir la única obediente), territorial, fiel y amorosa (cuando quiere y con quién quiere), yo suelo decir que es una malcriada (y no por mí ¡por supuesto!).

Ronco, Ronquito, Quito, Papito es un perrito chiguagua de dudosa procedencia, distraído, desconectado del mundo, no entiende ni responde nunca a nada, pero es portador de una dulzura y simpatía sin igual.

Oli es la perra de Ami, Quito es mi perrito... en realidad, así era, hasta que nos cruzamos en el camino. Ahora, todos compartimos el mismo techo y amor sin títulos de propiedad.

También está Luna, mi Lunita, mi gata amor que lleva 12 años habitando mis días, es mi trapito del amor, mi gata apretujable, mi amiga, mi compañera... mi Lunita es un pedacito de mi corazón, mi preferida, sin dudas. Y por último la más atrevida, mimosa, combativa y rebelde gata China, Chinita, Chini, Chinchin, la última en llegar a la familia, la "hija en común", como quién dice.

Éstos cuatro seres nos atraviesan el corazón y la vida de lado a lado, no los creemos ni los tratamos como hijos, valga la aclaración que para mí es sumamente importante jajajaja, pero sí, los reconocemos como parte de ése cotidiano afectivo, al que no estamos dispuestos a renunciar.

Al momento de tomar la decisión de viajar, de pensarnos en el camino, de alejarnos de los cotidiano hubo una certeza, un hecho implícito, un acto reflejo, algo obvio para nosotros pero que es parte de lo que muchos nos preguntan, Si!! el bicherío se viene con nosotros.

Oli y Ronco ya han hecho algunos viajes y habitan y reconocen el colectivo. Al momento de estar en movimiento se ponen un poco nerviosos por el ruido, van y vienen, dan vueltas y piden "upa", no uno, los dos!! y aunque siempre digo :- "en el viaje ésto no va a ser así", termino cediendo a que se suban en mi falda, hecho caluroso, incómodo y cansador, mucho más si consideramos que Oli pesa casi 12 kg..

Con Luna y China es más complejo y preocupante, es diferente y requiere de mucha paciencia, he buscado información y anotado tips para hacer que éste cambio al que las vamos a exponer no sea tan complejo... ya les iré contando cuando acontezca...

Seguramente el viaje sería más simple sin mascotas, pero no existe ni la más mínima posibilidad de pensarlo, el viaje será así, con ellos.

Sé que el universo complotará para que todo sea perfecto, eso quiero, eso espero, eso deseo.


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